lunes, mayo 19, 2014

ODEPA no distingue peras de manzanas y mezcla transgénicos con cultivos convencionales



Los semilleros transgénicos y convencionales figuran mezclados equívocamente  en el estudio difundido  por ODEPA hoy en su boletín abril 2014,  sobre la temporada 2013/2014. A nivel oficial al Estado chileno le da lo mismo que se exporten semillas transgénicas o que se exporten semillas convencionales u orgánicas y tiene cero perspectiva respecto de los cambios que están ocurriendo en el mercado mundial, como por ejemplo, el rechazo de China al maíz transgénico, y su consiguiente devolución de millones de toneladas de maíz contaminado por transgénico el año pasado.
El estudio de Tomás de la Fuente publicado hoy induce a darle mayor importancia económica de la real  a los semilleros transgénicos, como si todo el dinamismo de ese tipo de exportación estuviera ligado a la transgenia. Los ingresos de la industria semillera, agrupada en ANPROS (Asociación Nacional de Productores de Semillas),  no sólo se deben al 58% de siembras de maíz transgénico, sino también a la exportación de semillas convencionales que productores chilenos desarrollan desde mucho antes de que hubiera transgénicos en el mercado. Estas semillas van fundamentalmente al mercado europeo, que rechaza los transgénicos, en cambio las exportaciones de semillas transgénicas van fundamentalmente a Estados Unidos, siendo distribuidas desde allí por Monsanto.  Chile es un multiplicador de semillas, es decir, los semilleros multiplicadores deben importar las semillas transgénicas e híbridas patentadas por Monsanto/ANASAC Chile, Dupont/Pioneer, Syngenta y otros que subcontratan para esa tarea a agricultores locales. Recientemente uno de esos productores, José Pizarro, ganó una demanda a ANASAC/Monsanto que no cumplió cabalmente las condiciones del contrato de multiplicación de maíz transgénico, lo que quedó demostrado ante la Cámara de Comercio de Chile y fue refrendado por la Corte de Apelaciones. Aunque Pizarro comenzó trabajando en 2009 para ANASAC, eL 29 de enero de 2010 suscribió un documento de modificación de contrato en que todas las obligaciones del contrato podían pasar a ANASAC Chile, condición previa a la compra de ANASAC Chile por Monsanto realizada muy poco después.
Rechazos y bajas en exportación
El documento de ODEPA que citamos elude dar la cifra exacta (desagregada) total de cultivos transgénicos en Chile. Pero en los últimos años las exportaciones de maíz convencional de LimaGrain se han visto afectadas por contaminación de transgénicos y en más de diez oportunidades fueron devueltas a Chile desde Alemania, que las rechazó. Por ello resulta equívoco que la información oficial no esté desagregada y permita aquilatar en mejor forma los volúmenes de negocios de los semilleros transgénicos versus los convencionales. Los semilleros transgénicos, que contaminan suelos, afectando la salud de temporeros y de los futuros consumidores de esos alimentos, parecen sin embargo estar liderando las exportaciones.
La superficie total de semilleros a nivel nacional, registrada por la División de Semillas del SAG para la temporada 2013/2014, presenta un total de 43.362 hectáreas, que incluye ensayos, semilla certificada para consumo nacional y todos los semilleros de transgénicos e híbridos con destino a exportación. Esta superficie significa una baja de 16% en comparación con la temporada 2012/2013, año excepcionalmente alto, dado que  Estados Unidos necesitaba complementar su producción propia de semillas.

Maule, la región más dañada
La Región del Maule lidera el daño en cuanto al número de hectáreas sembradas, registrando 17.474 hectáreas durante la temporada 2013/2014, lo que representa un 40% del total sembrado.  Al comparar con la temporada 2012/2013 en esta misma región, hay una baja de un 25%. Las únicas regiones que registran aumentos en comparación con la temporada 2012/2013 son las del Bío Bío (10,2%), Los Ríos (1,6%) y Los Lagos (17,1%).
El informe es confuso respecto de la maravilla –que representa un 9% de la superficie certificada y el segundo cultivo en importancia por su extensión - señalando que ambos cultivos (el maíz y la maravilla) son transgénicos, sin consignar si en el caso de la maravilla se trata de un cultivo experimental o comercial.
Arica y los transgénicos
Según el informe, la superficie semillera de investigación en el valle de Azapa (Arica) supera las 240 hectáreas, frente a las 60 hectáreas que había en 2008. Sabemos que Monsanto y Pioneer/ Dupont son las empresas que investigan y cultivan transgénicos en el norte, a partir de subsidios del Estado.  A esto hay que agregar las 500 hectáreas de terrenos de Pampa Concordia en Arica que se adjudicaron en licitación el año pasado durante el gobierno de Piñera, no mencionados en este documento. Esta superficie también sería sembrada con transgénicos, según información de agricultores locales del Valle de Azapa ya  impactados por los cultivos de Syngenta que han desplazado a agricultores locales, talado olivos y encarecido el valor de la tierra a niveles nunca vistos para lograr actualmente las 240 hectáreas de transgénicos.  
El documento completo de ODEPA puede consultarse http://www.odepa.cl/wp-content/files_mf/1400092688semillaAbril2014.pdf

viernes, mayo 09, 2014

Cómo atajamos la Ley Monsanto-von Baer

Joel González luego de interpelar a Bachelet en Limache

por Lucía Sepúlveda Ruiz 
 (encargada del área de semillas y transgénicos de RAP-Chile y vocera de Yo No Quiero Transgénicos en Chile)

 publicado originalmente en Le Monde Diplomatique, mayo de 2014 


La retirada de la Ley Monsanto-von Baer fue la primera medida del gobierno de la presidenta Bachelet, a través de la ministra secretaria de gobierno y ex senadora, Ximena Rincón. El senado se aprestaba a votar ese proyecto de nombre críptico: “Ley de Derechos de Obtentores Vegetales”  . Se requirieron seis años de lucha para atajar la iniciativa firmada por Michelle Bachelet en 2008 e impulsada por Sebastián Piñera, que garantizaba más lucro para las transnacionales semilleras a costa de la agricultura familiar campesina y la biodiversidad. Interpelada duramente en actos de campaña electoral en Limache y Temuco, la entonces candidata había prometido “revisar” el proyecto.  
 En 2008, pocos sabían que Monsanto controla el mercado global  de semillas transgénicas y con sus empresas Anasac Chile y Seminis, es la principal “obtentora” (dueña) de semillas híbridas. La gente tampoco  asociaba el cáncer y las enfermedades crónicas, con la agricultura intensiva en uso de plaguicidas ni con los alimentos transgénicos. Fue clave la visita a Chile de la documentalista francesa Marie Monique Robin el 2009, invitada por la Red de Acción en Plaguicidas  (RAP-AL) a lanzar su célebre video  “El Mundo Según Monsanto”.
En el escenario actual, seguiremos trabajando por semillas libres de patentes, transgénicos y plaguicidas. Nuestro desafío es asegurar la protección de la semilla mediante los instrumentos legales internacionales que Chile no ha ratificado, y contribuir a la elaboración de una ley que resguarde la biodiversidad y asegure la libre disposición  y comercialización de la semilla local y del agua para la producción agroecológica,  garantizando mecanismos de comercialización para las y los productores de la agricultura familiar campesina.
El triple pack pro transgénicos
Monsanto, Syngenta, Dupont-Pioneer, Bayer y su socio chileno, el clan von Baer, buscan  avanzar hacia la legalización de los cultivos transgénicos, dañinos para el medio ambiente y la salud de las personas, autorizados sólo para la exportación.
Empresas y gobiernos idearon un “triple pack” cuya primera parte era lograr la aprobación del Convenio UPOV 91 de propiedad intelectual sobre la semilla. La segunda era derogar la actual ley de semillas y remplazarla por la Ley Monsanto. La fase 3 incluía retomar la discusión de la Ley de Transgénicos (llamada de Bioseguridad). La movilización social desbarató ese plan. El UPOV91 aprobado en 2011 por el senado, sólo era válido si se aprobaba la Ley Monsanto.
Como RAP-AL estuvimos el 2010 en la Cámara de Diputados, alertando sobre el real significado del proyecto de ley que propinaría un golpe mortal a la agricultura familiar campesina, junto a agricultores orgánicos del Biobio y Chiloé, ANAMURI, Grain, Biodinámicos, CET y el  obispo emérito de Chiloé Juan Luis Ysern. El entonces presidente de la comisión de agricultura, Marco Enríquez-Ominami, se mostró receptivo  a nuestros planteamientos, sin embargo su  ingreso a la carrera presidencial dejó un vacío en la interlocución y en marzo de 2010 la Cámara aprobó el proyecto de Obtentores Vegetales, un día antes que asumiera el presidente Piñera y el nuevo parlamento.    
Un año después, el Senado aprobó entre gallos y medianoche el Convenio UPOV 91. “Senado chileno vendió a Monsanto la semilla campesina e indígena” fue el titular de inicio de una serie de artículos que publicamos sobre el tema. El Tribunal Constitucional se negó a declarar ilegal ese convenio, solicitud formulada por 17 senadores apoyados por organizaciones campesinas, indígenas, y sociales.
El gobierno de Piñera envió en 2011 al Senado indicaciones para el proyecto de BioSeguridad/Transgénicos, pero no pudo avanzar: ya se dibujaba otro paisaje social. La movilización estudiantil copó la agenda,   dándonos tiempo para compartir con comunidades campesinas e indígenas y estar en debates estudiantiles,  de Iquique a Chiloé, con ayuda de “Chile, la semilla campesina en peligro”, mi  libro reportaje, el primero referido  a las guardadoras de semillas, y a las leyes relacionadas con el tema.
Nace la campaña YNQT
Ese año 2011  nació la campaña Yo No Quiero Transgénicos en Chile, en cuya fundación participó RAPAL junto a BioBio Orgánico, la Red SocioAmbiental de Valparaíso, la Asamblea Social del Limarí, la Red Ambiental del Norte, Chiloé Orgánico, Tierra Nueva, la Revolución de la Cuchara, OLCA, Consumidores Conscientes de Valdivia, Linares y Ancud, y Permacultores de la BioRegión del Maipo, entre otros colectivos. Se multiplicaron las actividades de difusión que incluyeron un video de la campaña (seguido por un documental de los “Transgeniales”) y más adelante, fotos con Vandana Shiva, Manu Chao y Natalia Contesse adhiriendo a la causa. Hicimos cabildos en Chillán con BioBio Orgánico y publicamos la Guía de Alimentos que Pueden Contener Transgénicos; desarrollamos talleres y acciones de autoetiquetado de  alimentos transgénicos en supermercados de Santiago y regiones, con la iniciativa Exige Vivir Sano.
En 2012, el testimonio de apicultores en una audiencia pública convocada por el Consejo para la Transparencia, visibilizó por primera vez el daño causado por las semilleras: polen contaminado por el maíz transgénico. El significativo fallo del Consejo, que puso fin al secreto en la ubicación de los cultivos transgénicos, fue la respuesta a una demanda presentada por RAP-AL en 2009.
 En brazos de la pujante campaña, la senadora Ximena Rincón presentó un proyecto de moratoria a los transgénicos y etiquetado de los alimentos con ingredientes de ese tipo. Un estudio del científico francés Gilles Séralini evidenció daños en pulmón e hígado y enormes tumores en ratas alimentadas toda su vida con maíz transgénico y Roundup de Monsanto, lo que alertó a sectores cada vez más amplios de la población que estos alimentos no son sanos ni seguros.
En 2013 el gobierno de Piñera puso urgencia a la Ley de Obtentores,  y la campaña la rebautizó como Ley Mosanto,  aludiendo a su mayor beneficiario, junto a las empresas semilleras. Nació la Red de Semillas Libres. 
Argumentamos en la Comisión de Agricultura del Senado, que era una ley innecesaria. Las empresas registran todos los meses sus híbridos en el Registro de Semillas (dependiente del SAG), nacido al amparo de la actual ley de Semillas y del Convenio UPOV del año 1978,  y obtienen enormes ganancias por su venta.  Dijimos que los países ricos en biodiversidad NO han firmado el convenio UPOV 91 y tampoco lo han hecho países como Canadá, Nueva Zelanda e Italia que están entre los principales registrantes de semillas en Chile. Denunciamos que el intercambio de semillas, una práctica ancestral, sería criminalizada y los campesinos y campesinas ya no podrían disponer libremente de la semilla. Explicamos que generaría pérdida de biodiversidad por erosión genética y porque las semillas nativas, así como las locales campesinas e indígenas no tienen protección legal. Podrían ser registradas mediante cambios cosméticos obtenidos en laboratorio a fin de ser “distintas” de otras variedades. Chile no tiene catastro de su patrimonio fitogenético ni ha firmado los tratados internacionales de Naciones Unidas que protegen esos bienes (el Protocolo de Cartagena de Seguridad de la Biotecnología: los Protocolos de Nagoya sobre Acceso a los Recursos Genéticos y Participación Justa y Equitativa en los Beneficios Derivados; y de Responsabilidad y Compensación por Daño;  el Tratado Internacional sobre los  Recursos Fitogenéticos). Denunciamos que los pueblos indígenas no habían sido consultados según dispone el Convenio 169. Señalamos que los consumidores dependeríamos de los supermercados y la agroindustria porque los campesinos al no poder pagar todos los años semillas caras, migrarían a la ciudad y en sus territorios  los monocultivos transgénicos remplazarían los cultivos alimentarios.
Lo dijimos en el Senado y lo gritamos en la calle, en marchas, velatones, intercambios de semilla y ferias. Con mensajes viralizados en redes sociales, los senadores sintieron la funa ciudadana expresada en las listas “verde” y “roja” sobre su postura frente a esta ley. Y  nuestro lobby constante, junto al esfuerzo de muchos y muchas personas, colectivos y organizaciones  logró que 21 senadores  comprometieran públicamente su rechazo al proyecto de “Ley Monsanto” y también lo hicieran los candidatos presidenciales alternativos al binominal. La presidenta Bachelet entendió el mensaje. Por ahora...

viernes, mayo 02, 2014

Iris Manusalva, defensora de la semilla, lucha por su tierra




Por Lucía Sepúlveda Ruiz (desde la Conferencia por la Soberanía Alimentaria en Santiago de Chile)
Iris Manusalva, defensora de la semilla, miembro de base de MUCECH y lideresa mapuche de la comunidad Ramón Chincolef ubicada al norte de Panguipulli (Región de los Ríos) y en la ribera del lago Calafquén, será desalojada de su predio ubicado en Traitraico, el 23 de mayo. Pese a todo, ella viajó a Santiago y está participando en la conferencia de la Alianza por la Soberanía Alimentaria que se inició el 2 de mayo en Santiago, en el Colegio de Profesores. Allí vimos su angustia. Su historia ilustra claramente los obstáculos que mujeres y pueblos indígenas encuentran para construir la soberanía alimentaria. Sin tierra no hay producción de alimentos, falta lo más básico en la trilogía de agua, tierra y semilla. Manuel Llao, presidente de MUCECH (Movimiento Unitario de Campesinos y Etnias de Chile) se refirió a la amenaza que enfrenta Iris Manusalva al intervenir en los debates realizados en la conferencia, pero los detalles los conocimos en el pasillo. Los campesinos, las mujeres, los pescadores, y trabajadores se referían esta tarde en la conferencia a su contribución a la soberanía alimentaria, pero también lo hicieron representantes de pueblos originarios como los maya, los kuna y los mapuche, entre otros.
El rol de CONADI
Según explicó Iris Manusalva,  su abogada, Paola Peña López, funcionaria de CONADI Panguipulli,  debía defenderla del intento de usurpación pero jamás notificó a Iris de las órdenes de desalojo expedidas en su contra en un juicio antiguo.  Iris sólo recibió poco antes de viajar a Santiago, la notificación definitiva de que será desalojada “por no haberse opuesto” a la demanda entablada en su contra por una empresaria turística, Eliana Castillo González a través de un “palo blanco”, el año 2009. La empresaria es vecina de Iris Manusalva y tiene una discoteque que funciona al lado del predio de Iris, en tierras arrendadas por 99 años a una mujer mapuche. “La abogada que tenía que defenderme, porque yo recurrí a CONADI pues no tengo recursos para un abogado particular, se puso de acuerdo con quienes quieren apoderarse de mi tierra para hacer pasar por allí una ruta turística, yo soy un estorbo en su camino. Yo vivo en Traitraco, y mi predio es un obstáculo para abrirse paso en sus negocios”, explicó Iris Manusalva, líder de su comunidad y defensora de la semilla, miembro de base de MUCECH.   Conocimos a Iris en las movilizaciones contra la Ley Monsanto y sabemos de su compromiso que la ha llevado a mover el tema de la semilla en distintas comunidades desplazándose por la región del BioBio (Coronel) y también en comunidades cercanas a Temuko. Con Iris estuvimos manifestándonos frente a La Moneda el año 2011 y escuchamos su vibrante alegato: “Nos robaron la tierra, nos quitan el agua y ahora vienen por la semilla. No lo permitiremos!”
 No es extraño que los empresarios y colonos procuren sacarla de la zona ya que en su predio se reúnen los mapuche conscientes que están defendiendo su territorio de usurpaciones derivadas de contratos abusivos o megaproyectos.
El juicio del cual ha emanado la orden de desalojo está claramente viciado, según otros abogados consultados que estudian pedir la nulidad del juicio.  La empresaria turística hizo la demanda en forma indirecta, usando como palo blanco a María Inés Callicul, una mujer mapuche que arrendó su tierra a la empresaria por 99 años, y es analfabeta y alcohólica. De esta manera el juicio figura como si fuera un litigio entre dos mapuche. La orden de desalojo habría sido postergada por el receptor judicial quien le dijo a Iris que tenía temor de lo que podía ocurrir cuando vaya a desalojar pues sabe que será defendida por la comunidad y le pidió que ella misma le diera la fecha  adecuada para desalojarla de su predio. “Estaré en mi tierra toda la vida” respondió Iris, ante lo cual el funcionario señaló que postergaría el desalojo hasta el 23 de mayo.
Regreso al racismo
La empresaria que intenta despojar a la comunera estuvo involucrada en un incidente que tuvo lugar el 13 de diciembre del año pasado (ver nota de Puelche  www.radiodelmar.cl/.../3027-colonos-europeos-destruyen-casa-mapuche)  cuando colonos alemanes amparados por carabineros destruyeron con un bulldozer  y  motosierra la ruca del lonko Genaro Caripan  también ubicada en Traitraico, en un procedimiento que a por su violencia y racismo remite a  los anales del despojo a comienzos del siglo pasado. En carabineros, la hija del lonko interpuso una denuncia señalando que Eliana Castillo González la amenazó de muerte y otros miembros de la familia de la empresaria le dispararon cuando estaba con sus hijas pequeñas.
En diciembre, la reacción de las comunidades no se hizo esperar. Las comunidades ancestrales Juan Caripan, Carlos Antimilla, Juan Chañapi, Ramon Chincolef y Emilio Epuñanco los calificaron como un “ intento de amedrentamiento por parte de la policía y particulares, que busca intimidar a quienes venimos denunciando y movilizándonos para desenmascarar el robo encubierto propiciado por las instituciones de Estado y particulares no mapuche a través de arriendos a 99 años amparados en la Decreto ley 2568 y 2750,  herencia de la dictadura militar que buscó el despojo de las tierras mapuche en nuestro territorio en especial de las localizadas a orillas del lago Caláfquen”.  Sin duda  apoyarán a Iris Manusalva en este nuevo intento de usurpación.




Defendiendo la soberanía alimentaria ad portas de reunión regional de la FAO en Chile





Declaración de la Red de Acción en Plaguicidas y sus Alternativas de América Latina –RAP-AL- sobre la defensa de la Soberanía Alimentaria  en el marco de la Reunión Regional de la FAO
Santiago de Chile, Mayo de 2014


La soberanía alimentaria, objetivo de nuestra alianza, está siendo saboteada por  el crítico acaparamiento y concentración de la propiedad y el uso de la tierra y del agua, y también puesta en riesgo por  la utilización creciente de agrotóxicos, vendidos por las mismas transnacionales que controlan  la producción de semillas híbridas y transgénicas. La mercantilización  de la tierra, la semilla y el agua  están amenazando severamente la producción, la continuidad y la calidad de los alimentos  que construyen la soberanía alimentaria. Nunca antes fueron tan caros los alimentos, que se transan en la bolsa como mercancías. La producción alcanza records pero está destinada en su mayoría a las necesidades de forraje y biocombustibles del norte global, mientras las comunidades de nuestra región que requieren alimentos sanos, cada vez tienen menos acceso a ello.

Asistimos a una merma en la producción de alimentos para las comunidades, dado que cada vez la tierra está menos en manos de productores y más en especuladores financieros, quienes la utilizan  para producir cultivos de exportación y biocombustibles.  Los difusores de los agronegocios son quienes utilizan a los bienes comunes naturales como uno más de los recursos financieros, sin atender a los ritmos biológicos de la naturaleza, a los ciclos y a los flujos naturales que propician la sustentabilidad.

Estos agronegocios  se oponen  a la  producción familiar  para autoconsumo y/o el mercado interno. Encaran una paradoja: cada vez se produce en mayor proporción para exportar y menos para el consumo interno; hay más dinero para los especuladores y más gente pasando hambre o malnutriéndose.

Pero no solo se resiente la producción alimentaria, también el acceso a dichos alimentos,  ya que la escasez, los incrementos de los costos de producción y  la utilización de los alimentos como bienes de especulación, como el petróleo y los minerales, hacen que las alzas de precio los hagan inaccesibles para una franja importante de la población.

La calidad de los alimentos está amenazada por el incremento en la utilización de agrotóxicos, especialmente los plaguicidas altamente peligrosos,  debido a la expansión de los monocultivos, al cambio climático y a la aparición de supermalezas resistentes  a plaguicidas, y también puesta en riesgo por la expansión de cultivos transgénicos como la soja, maíz, canola, berenjena, poroto. La propaganda agroexportadora habla de una elevada calidad formal y trazabilidad de los alimentos  pero nada dice de la calidad real de estos,  con residuos de plaguicidas y material genético que puede producir enfermedades según lo acreditan estudios científicos independientes.

En todo el continente se asiste a un embate de las empresas de semillas, muchas veces amparadas por los mismos gobiernos, quienes buscan la aprobación de leyes que impidan la conservación y utilización de semillas en manos de los productores y a su vez propician el patentamiento de genes, plantas y semillas con la finalidad de incrementar sus ganancias y avanzar en el control de la producción global de alimentos. A la hora de resguardar el patrimonio genético, la biodiversidad y la salud de la población, los gobiernos se muestran negligentes, en contraste con su pronta disposición a proteger los intereses de las transnacionales agroquímicas. Los planteamientos del relator de Naciones Unidas por el Derecho a la Alimentaciòn, Olivier de Schutter respecto de abandonar el paradigma productivista y optar por la agroecología, no han sido escuchados por los gobiernos. Pese a los visibles impactos negativos del modelo agroexportador, los organismos internacionales vinculados a la agricultura y la economía han demorado en rectificar, y en implementar recomendaciones a los gobiernos que les permitan  dar un vuelco y priorizar la agricultura familiar campesina.

Se requieren políticas específicas que alienten la producción de alimentos sanos, sin transgénicos ni plaguicidas para todos los habitantes de nuestros países,  posibilitando el desarrollo de la agricultura familiar campesina y protegiendo el patrimonio genético. Las políticas públicas deben facilitar un real y consecuente acceso a la tierra y al agua en cantidad y calidad suficientes para posibilitar una justa producción y acceso a los alimentos. A su vez debemos propiciar la creación y desarrollo de mercados locales a fin de evitar una intermediación que impide a los productores y consumidores acceder a precios justos para unos y otros. Se requiere desarrollar una mirada crítica a las modalidades actuales de consumo que en definitiva son las que presionan a todo el sistema productivo rural. Las organizaciones de consumidores deben conocer todas las implicancias de salud, sociales y ambientales que genera la actual situación.

Se debe valorizar a  la agroecología como el único modo de producción y relacionamiento entre los seres humanos y con los bienes naturales  que a partir del respeto de la diversidad biológica y cultural garantiza la resiliencia, sustentabilidad y estabilidad de los agroecosistemas y el acceso a una adecuada alimentación. La agroecología es mucho más que un modo de producción, es una filosofía de vida y de relacionamiento respetuoso entre los seres humanos y la naturaleza.   

Los movimientos sociales, las organizaciones de la sociedad civil, los sindicatos, las asociaciones de productores, pescadores, apicultores, pastores, los pueblos originarios, estamos llamados a involucrarnos en los procesos que lleven a la consecución real y el respeto por la soberanía alimentaria. Se requiere generar y compartir información, claridad de objetivos y actuar sobremanera con transparencia en nuestros acuerdos y acciones

Red de Acción en Plaguicidas y Alternativas de cambio de América Latina  RAP-AL
Javier Souza Casadinho
Rivadavia 4097 Marcos Paz, Buenos Aires, Argentina
javierrapal@yahoo.com.ar
María Elena Rozas, Lucia Sepúlveda  Alonso de Ovalle N°1618, Santiago de Chile
www.rap-chile.com